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Foto del escritorCristián Cofré León

Limitaciones de la documentación


En cuanto a los alcances de la investigación, desde el punto de vista de la documentación, me parece importante considerar dos tipos de limitaciones que afectan el desarrollo investigativo:

1. CANTIDAD DE LOS REGISTROS La falta de documentación es una de las limitaciones más serias y se explica por dos motivos muy distintos:

  • La persona o familia investigada

Con esto quiero reafirmar que es muy complejo realizar un estudio genealógico profundo de personas que dejaron pocas huellas, escasos documentos, cortos registros de su paso por el mundo. En la actualidad todos tenemos un certificado de nacimiento entregado por el Registro Civil; pero si no te casas, entonces no tendrás certificado de matrimonio, si no vas al notario porque no compraste ni vendiste propiedades, o no formaste sociedades, si no testaste o no tuviste juicios, etc. dejarás muy pocas huellas. Por otro lado, todo es más fácil cuando es al revés, se puede recurrir a diversas fuentes porque la persona dejó más documentos. Como habrás intuido, lo anterior tiene relación directa con la posición social que ocupaba, lo interesante es que todos tenemos ancestros en todas las escalas sociales. Nuestros antepasados tuvieron muy diversos orígenes, tomaron diversos caminos en sus vidas y dejaron huellas muy distintas. Cosa que podemos corroborar hoy mismo con nuestros primos, o tíos. Así como las ramas más pudientes dejaron documentos; otras fueron menos prósperas y prácticamente solo dejaron su inscripción en el Registro Civil o en archivos parroquiales. La mayoría de las familias oscila entre la notoriedad y la oscuridad social a lo largo de las generaciones. Hallamos descendientes de reyes en la más baja escala social y descendientes de esclavos en lo más alto. Quienes cultivan el estudio serio de la genealogía saben desde ya que la posición social es solo circunstancial, nunca permanente. Y por otro lado, la habilidad del investigador está en manejar muchas fuentes de información, entendiendo a cabalidad los documentos, para perseguir esas huellas tan descoloridas.

  • Conservación de los registros

Los documentos que buscamos fueron manuscritos sobre papel principalmente, así que si han llegado hasta hoy es porque los encargados de custodiarlos cumplieron su objetivo de mantenerlos a salvo de deterioros insuperables. Se entenderá que mientras más antigua sea la búsqueda, resultará más difícil que esas hojas donde alguien anotó lo que buscamos, se hayan preservado. Incendios, terremotos, inundaciones, robos, la guerra de Independencia, etc.; todas causantes de pérdidas de documentación, y que lamentablemente ocurrieron bastante. Por ejemplo, de la zona de Concepción en Chile, no hay registros parroquiales, ni notariales, ni judiciales antes de 1751, son 200 años perdidos. En algunas iglesias faltan libros enteros o en otros casos falta una hoja, ¡justo esa hoja!, así que habrá que ampliar las fuentes de investigación para no dar por perdida nunca una rama. Personalmente creo que siempre se puede avanzar, el punto es que en algunos casos se requiere muchísimo más tiempo ojeando infinidad de libros.


  • Factor humano

Cuando una persona nace en un lugar y vive toda su vida allí mismo, uno esperaría que al menos los datos básicos como registro de bautismo, casamiento y sepultación se encontraran en los registros parroquiales, pero no siempre es así, y a veces no es porque algunos libros se hayan perdido o porque alguien robó páginas. Ocurría porque sencillamente el párroco no traspasó las boletas donde anotaba los eventos al libro parroquial. Pero esto sucede no solo allí, en más de una ocasión en algún juicio se reclama que el documento notarial no se encontraba con el escribano, donde debía estar. Porque al fin de cuentas, los libros no se escribían solos, una persona que a veces se equivocaba (no era un robot!) debía estampar la tinta sobre el papel y eso lamentablemente influye en que hoy no esté el documento porque nunca llegó a materializarse, aun cuando la persona sí se bautizó (quizás fue una celebración muy regada...).

Entonces, la falta de información viene dada por la persona, ya que de ella depende el universo de información al que podamos aspirar, pero también del resguardo de aquellos documentos que sí dejó y en su momento que la persona encargada escribiera el documento.

2. CALIDAD DE LOS REGISTROS

  • Incompletitud involuntaria

No hay mejor recompensa que encontrar aquel documento que nos debiera hacer avanzar en nuestro árbol con los antecedentes de una filiación, pero también hay pocas decepciones mayores que encontrarlo incompleto. Como cuando en un testamento no aparecen los nombres de los padres; ya que lo estándar es que sí los anotaran. Y así mismo, podemos ver registros de matrimonios sin los nombres de los padres de los novios. Esta falta de información dentro de un registro hallado, lamentablemente limita las oportunidades de seguir avanzando. Y es involuntaria, entendiendo que el notario o el cura no lo hicieron a propósito.

  • Incompletitud voluntaria

Dentro de las informaciones incompletas, probablemente una que genera mayor problema para hacer crecer nuestro árbol, son los hijos naturales (hijos de padres solteros en un comienzo, luego fue cambiando el significado); donde uno de los padres, o ambos, no asumía la paternidad de la criatura. Esta situación está presente en todas las familias, es más, no he visto jamás un árbol genealógico que no los tenga. Y el problema radica en que como por lo general solo la madre reconocía al niño, no hay cómo averiguar el nombre del padre; salvo que éste lo declarase en algún momento, cuestión que pocas veces ocurría. En este caso, a propósito o voluntariamente se omitió su nombre.

  • Falsedad

A veces encontramos documentos contradictorios, donde queda en evidencia que hubo un engaño. En mi caso, una antepasada del siglo XVII que declaró en el primer testamento haber tenido un padre y en el segundo otro. ¿Cuál era realmente? En otros casos, hay documentos algo fantasiosos que no podemos darle la credibilidad que quisiéramos, como algunas probanzas de hidalguía, o el error en las edades o declaraciones en juicios derechamente falsas. De todos las deficiencias en la calidad de información, esta es la más peligrosa, ya que muchas veces no sabemos la verdad hasta que encontramos otros documentos, ¿pero y si no encontramos más? Nos quedamos con un engaño.


Una cuestión importante a considerar, es que en latinoamérica mientras más sangre indígena o africana tengas, menos opciones tienes de avanzar por líneas genealógicas. Esto porque la documentación de ese grupo es poca en relación a los otros y porque regularmente a los nativos y afrodescendientes se les asignaba un nombre español, pero sin apellido; e identificar a un Juan, entre muchos del mismo nombre, es prácticamente imposible. Además, estos grupos no tenían un sistema de escritura y la oralidad no ha aguantado tantos años. Así que, si te hiciste un test de ADN, puedes estimar con alta probabilidad cuál podría ser el alcance de tu investigación.

Sí hay que tener en cuenta que los documentos fueron hechos con un propósito, donde lo más veraz será aquello indispensable del registro. Si es un testamento, que estén los herederos, los bienes, las deudas y acreencias es más importante que señalar de dónde provenía el testador; así que de haber un error es más probable que sea en este último dato, más que en los relevantes para el documento.



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