Antepasados de doña Gabriela Mistral
- Cristián Cofré León
- 7 abr
- 3 Min. de lectura
Este año se cumplen 80 años desde la obtención del primer premio Nobel de literatura para una mujer, además de ser hispanoamericana, doña Gabriela Mistral.
Desde pequeña sintió la necesidad de escribir, de volcar sus pensamientos en trozos de papel, escribía para sí misma y luego para otros. Tenía apenas 15 años cuando publicó su primera colaboración en un diario de La Serena y luego ya sabemos. Decía ella que la poesía "por la sangre paterna, no era jugo ajeno a mi cuerpo".
Es que heredamos más que bienes materiales.

Su padre, Jerónimo Godoy Villanueva, era un profesor rural al cual le gustaba escribir poesía, pero nunca se hicieron públicos sus versos. Me pregunto qué tan conmovedores pudieron ser. La vida de este hombre nortino estuvo más lejos que cerca de su pequeña Lucila, porque parece que se entusiasmaba demasiado con las fiestas.
Es interesante cómo en doña Gabriela se conjugaron orígenes diversos, tan chilenos, tan nortinos. De lo hasta ahora publicado, principalmente por Gerardo Panen, "Los antepasados de Gabriela Mistral" de 1986, por Juan Eduardo Barrios Barth "Familias de La Serena y Copiapó (Alcayaga)" de 1980, "La sangre de Gabriela Mistral, un enfoque novedoso en su raíz existencial" de 1999; y Pablo Schaffhauser "Los Ramos de Torres y la descendencia del matrimonio de don Juan Páez y Torres y doña Eugenia Ossandón Castro" de 2001; tomaré la información que viene a continuación.
El Godoy de don Jerónimo apareció varias generaciones atrás en una mujer, muy probablemente mulata, llamada Juana Godoy. Ella fue madre de Tomás Godoy, quien falleció en 1789 de "noventa años", aunque de seguro era bastante menor. Él contrajo matrimonio con Agustina Torres, hija natural de Paula Guanchicai, india encomendada a don Antonio Zepeda. Antonio Godoy, hijo de este matrimonio, fue tratado como mulato y casó con una mestiza, Josefa Paredes. De esta pareja descendía don Jerónimo Godoy Villanueva. Como se puede apreciar, doña Gabriela pertenecía a la tierra, llevaba sangre indígena ancestral y africana de alguna negrita que vivió en el valle del Huasco.

La madre de doña Gabriela fue Petronila Alcayaga Rojas, llamada Peta coloquialmente. Nacida y criada en Vicuña. Fue el producto de los amores de Juan Francisco Alcayaga Fábrega con Lucía Rojas. Por el lado materno de doña Gabriela era descendiente del maestre de campo don Ignacio de Alcayaga y Oronos, nacido en Fuenterrabía, en Guipúzcoa, País Vasco, España. Este tozudo genearca de su apellido en Chile (dicen que los vascos son porfiados, jeje) llegó a comienzos del siglo XVIII y "cayó parado", ya que se relacionó con las principales familias de La Serena. Y su descendencia continuó en el hemisferio social alto por varias generaciones. Así es que a doña Peta le venía la sangre de varios insignes conquistadores españoles de origen extremeño y andaluz, como Francisco de Aguirre, Pedro de Cisternas, Pedro Cortés, Francisco de Riberos, Diego de Rojas, Gabriel Niño de Cepeda (curiosamente antepasado del encomendero mencionado) y varios otros. Sumado a los anteriores, también hubo un portugués, don Domingo Ramos de Torres.
O sea, de todo un poco. Además, ya que su genealogía se remonta a los primeros años del contacto europeo, resulta que también ¡es pariente de medio Chile!, sobre todo del norte, por supuesto. Si logras rastrear a tus antepasados hasta el siglo XVI, sin duda compartirás a gran parte de los ancestros de doña Gabriela.
Tantos caminos que confluyeron en ella, tantas historias y tanto amor por su tierra natal. La tierra de sus antepasados más recónditos.

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